Enrique Vazquez Oria

NO me termino de acostumbrar a trabajar los fines de semana. Tienes la sensación de ir a contrapié, arrastrando tu carnaza mientras otros se ven relajados y ociosos. La vida del desgraciado no es plato de buen gusto, acercarme a éstas líneas de cuando en cuando es un oasis que no me pueden quitar a menos que me corten las manos, aunque mejor no dar ideas a Hacienda, que por embargar son capaces de eso y más.
Ya van casi dos años de terapia en los que he crecido y madurado, lo que comenzó una tarde de mayo con la mente perdida y la pluma torpe se ha convertido en un lugar donde hacemos un fuego y compartimos con música agradable historias que nunca nos paramos a contar por vivir en un mundo que nos domina y nos limita.
Empieza otra semana, no tengo mucho más que decir…